AMAZONA
(Luiz Caldas)
No igarapé piscina do mar
Pra se bronzear,
Pegar cor de canela
Amazonas, tem indio caboclo moreno
Tem india cabocla morena
Que é tão linda
Que faz doer
Eu fiz amor no igarapé
Numa boa, água boa
Amazonas, tem indio caboclo moreno
Tem india cabocla morena
Que é tão linda
Que faz doer
Quando eu voltar ao igarapé
Tamba, tajá, macuxi menina mulher
Menina mulher
19 de agosto de 2016
17 de agosto de 2016
14 de agosto de 2016
11 de agosto de 2016
constatar aparecer destilar gotejar patentear-se realçar ressudar revelar-se transparecer verter derramar alastrar dessorar dispersar-se distribuir efundir ejacular entornar espalhar espargir espraiar expandir extravasar transbordar transfundir transvazar vazar emborcar capotar despejar circunfluir deitar emboear esparramar infundir virar escorrer correr escoar fluir manar pingar interpretar adivinhar comentar conceber decifrar definir entender esclarecer executar explicar representar traduzir transladar jorrar brotar golfar irromper rebentar vomitar defluir dimanar emanar proceder provir marejar ressumar porejar exsudar reçumar refletir revelar significar trasladar alagar desbordar extravazar regurgitar sobejar sobrar trasbordar transudar estilar transpirar conduzir levar mudar passar transferir transcrever transportar expelir lançar rejeitar baldear esvaziar esvazar vaziar chorrar esparzir esbordar surdir chorrilhar desencher desbocar derivar espipar emborquilhar morrer derribar resfolgar bofar difundir transverter transplantar despargir golfejar pôr desalforjar tornar desembocar arrebentar desaguar vir redundar minar desparzir aborcar resfolegar descarregar derrubar bofejar desfolegar
7 de agosto de 2016
Essas foram as primeiras músicas do Vander Lee que eu ouvi.
Há uma semana num encontro inexplicável Xangai pega o telefone e liga para Vander no viva voz na minha frente e de alguns amigos. Os dois riem muito, contam causos antigos, se saúdam e desligam. Foi a última vez que ouvi sua voz.
Nesse domingo só deu ele.
Perda sem tamanho.
6 de agosto de 2016
Vinda do Oceano Revolto, a Multidão
1
Vinda do oceano revolto, a multidão, chegou suave a mim uma gota,
Sussurrando, eu te amo, antes que um dia eu morra,
Fiz uma longa viagem, para meramente te ver, te tocar,
Pois eu não podia morrer até eu te ver uma vez,
Pois eu temia poder depois te perder.
Sussurrando, eu te amo, antes que um dia eu morra,
Fiz uma longa viagem, para meramente te ver, te tocar,
Pois eu não podia morrer até eu te ver uma vez,
Pois eu temia poder depois te perder.
2
(Agora nos conhecemos, nos vimos, estamos seguros;
Retorne em paz ao oceano, meu amor;
Sou também parte deste oceano, meu amor – nós não estamos tão separados;
Contemple a grande curvatura – a coesão de tudo, como é perfeita!
Mas, quanto a mim, a você, o irresistível mar irá nos separar,
A hora nos carrega, distintos – mas não pode nos carregar assim para sempre;
Não seja impaciente – por um pequeno espaço – Eu te conheço, eu saúdo o ar, o oceano e a terra,
Todo dia, no ocaso, por você, meu amor.)
Retorne em paz ao oceano, meu amor;
Sou também parte deste oceano, meu amor – nós não estamos tão separados;
Contemple a grande curvatura – a coesão de tudo, como é perfeita!
Mas, quanto a mim, a você, o irresistível mar irá nos separar,
A hora nos carrega, distintos – mas não pode nos carregar assim para sempre;
Não seja impaciente – por um pequeno espaço – Eu te conheço, eu saúdo o ar, o oceano e a terra,
Todo dia, no ocaso, por você, meu amor.)
W.W
5 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
Correspondencia entre Henry Miller y Anaïs Nin
Anaïs:
Lo único que puedo decir es que estoy loco por ti. Intenté escribirte una carta y no pude. Te escribo constantemente, en mi cabeza, y los días pasan y yo me pregunto lo que pensarás. Espero con impaciencia poder verte. El martes está tan lejano. Y no sólo el martes. Me pregunto cuándo vendrás a pasar la noche, cuándo podré tenerte por un largo rato; me atormenta verte sólo unas pocas horas y luego abandonarte. Cuando te veo, todo lo que quería decirte se esfuma; el tiempo es tan precioso y las palabras tan extrañas. Pero me haces tan feliz, porque puedo hablar contigo. Adoro tu viveza, tu ingenio, tus piernas torneadas, el ardor entre ellas. Sí, Anaïs, quiero desenmascararte. Soy demasiado galante contigo. Quiero mirarte larga y ardientemente, quitarte la ropa, acariciarte, interrogarte. ¿Sabes que apenas te he mirado? hay todavía demasiada santidad adherida a ti. [...]
Anaïs, no sé cómo decirte lo que siento. Vivo en una continua expectativa. Cuando vienes, el tiempo corre como en un sueño. Únicamente cuando te vas me doy cuenta por completo de tu presencia. Y es entonces demasiado tarde. Me paralizas. [...]
Esto es una pequeña borrachera, Anaïs. Me digo a mí mismo: "he aquí a la primera mujer con la que puedo ser absolutamente sincero". Te recuerdo diciendo: "podrías engañarme y no me enteraría". Cuando paseo por los bulevares pienso en eso. No puedo engañarte, y sin embargo me gustaría. Quiero decir que jamás pude ser totalmente leal, no esta en mí eso. Me gustan demasiado las mujeres, o la vida; lo que esto sea, no lo sé. Pero ríete, Anaïs, me gusta oírte reír. Eres la única mujer que ha tenido una sensación de alegría, una prudente tolerancia; ya no pareces incitarme a que te traicione. Te quiero por eso. ¿Cuál es la causa de que hagas eso? ¿El amor? Oh, es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.
No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Voy a exigirte todo, incluso lo imposible, porque lo fomentas. Eres realmente fuerte. Me gustan incluso tus engaños, tu traición. Eso me parece aristocratico. (¿Suena mal "aristocrático" en mi boca?).
Sí, Anaïs, estoy pensando cómo podría traicionarte, pero no puedo. Te quiero. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco. Ah, no sé lo que digo. Estoy un poco ebrio porque no estás aquí conmigo. Me gustaría batir palmas y, voilà. ¡Anais! Quiero poseerte, utilizarte, quiero cogerte, enseñarte cosas. No, no te aprecio. ¡Que dios me perdone! Tal vez quiero incluso humillarte un poco. ¿Por qué? ¿Por que no me arrodillo y te venero? No puedo. Te quiero risueñamente.
¿Te gusta eso?
Querida Anaïs, soy tantas cosas. Tu sólo ves ahora las cosas buenas, o al menos dejas que me crea eso. Quiero tenerte un día entero por lo menos. Quiero viajar contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy. O cobarde. ¡Y egoísta!
Me he portado bien contigo. Pero te advierto que no soy ningun ángel. Creo sobre todo que estoy un poco ebrio. Te quiero. Ahora me acuesto, es demasiado angustioso permanecer despierto. Te quiero. Soy insaciable. Quiero pedirte que hagas lo imposible. Lo que eso significa, no lo sé. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Amo tu coño, Anaïs, me vuelve loco. ¡Y la manera en que dices mi nombre! Dios mío, es irreal. Escucha, estoy muy borracho. Me duele estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo decirte alguna cosa? Puedo, ¿o no puedo?
Ven rápidamente pues y cógeme. Córrete conmigo. Rodéame con tus piernas. Calientame.
Lo único que puedo decir es que estoy loco por ti. Intenté escribirte una carta y no pude. Te escribo constantemente, en mi cabeza, y los días pasan y yo me pregunto lo que pensarás. Espero con impaciencia poder verte. El martes está tan lejano. Y no sólo el martes. Me pregunto cuándo vendrás a pasar la noche, cuándo podré tenerte por un largo rato; me atormenta verte sólo unas pocas horas y luego abandonarte. Cuando te veo, todo lo que quería decirte se esfuma; el tiempo es tan precioso y las palabras tan extrañas. Pero me haces tan feliz, porque puedo hablar contigo. Adoro tu viveza, tu ingenio, tus piernas torneadas, el ardor entre ellas. Sí, Anaïs, quiero desenmascararte. Soy demasiado galante contigo. Quiero mirarte larga y ardientemente, quitarte la ropa, acariciarte, interrogarte. ¿Sabes que apenas te he mirado? hay todavía demasiada santidad adherida a ti. [...]
Anaïs, no sé cómo decirte lo que siento. Vivo en una continua expectativa. Cuando vienes, el tiempo corre como en un sueño. Únicamente cuando te vas me doy cuenta por completo de tu presencia. Y es entonces demasiado tarde. Me paralizas. [...]
Esto es una pequeña borrachera, Anaïs. Me digo a mí mismo: "he aquí a la primera mujer con la que puedo ser absolutamente sincero". Te recuerdo diciendo: "podrías engañarme y no me enteraría". Cuando paseo por los bulevares pienso en eso. No puedo engañarte, y sin embargo me gustaría. Quiero decir que jamás pude ser totalmente leal, no esta en mí eso. Me gustan demasiado las mujeres, o la vida; lo que esto sea, no lo sé. Pero ríete, Anaïs, me gusta oírte reír. Eres la única mujer que ha tenido una sensación de alegría, una prudente tolerancia; ya no pareces incitarme a que te traicione. Te quiero por eso. ¿Cuál es la causa de que hagas eso? ¿El amor? Oh, es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.
No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Voy a exigirte todo, incluso lo imposible, porque lo fomentas. Eres realmente fuerte. Me gustan incluso tus engaños, tu traición. Eso me parece aristocratico. (¿Suena mal "aristocrático" en mi boca?).
Sí, Anaïs, estoy pensando cómo podría traicionarte, pero no puedo. Te quiero. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco. Ah, no sé lo que digo. Estoy un poco ebrio porque no estás aquí conmigo. Me gustaría batir palmas y, voilà. ¡Anais! Quiero poseerte, utilizarte, quiero cogerte, enseñarte cosas. No, no te aprecio. ¡Que dios me perdone! Tal vez quiero incluso humillarte un poco. ¿Por qué? ¿Por que no me arrodillo y te venero? No puedo. Te quiero risueñamente.
¿Te gusta eso?
Querida Anaïs, soy tantas cosas. Tu sólo ves ahora las cosas buenas, o al menos dejas que me crea eso. Quiero tenerte un día entero por lo menos. Quiero viajar contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy. O cobarde. ¡Y egoísta!
Me he portado bien contigo. Pero te advierto que no soy ningun ángel. Creo sobre todo que estoy un poco ebrio. Te quiero. Ahora me acuesto, es demasiado angustioso permanecer despierto. Te quiero. Soy insaciable. Quiero pedirte que hagas lo imposible. Lo que eso significa, no lo sé. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Amo tu coño, Anaïs, me vuelve loco. ¡Y la manera en que dices mi nombre! Dios mío, es irreal. Escucha, estoy muy borracho. Me duele estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo decirte alguna cosa? Puedo, ¿o no puedo?
Ven rápidamente pues y cógeme. Córrete conmigo. Rodéame con tus piernas. Calientame.
Henry Miller,
Clichy,
21 marzo de 1932.
Clichy,
21 marzo de 1932.
30 de julho de 2016
misturar os movimentos. estar indo para mais de um lado de cada vez. pontos colaterais. hoje eu vi a minha cidade com outros olhos. como sei fosse a primeira vez. eu vi dois sóis brilhantes no céu. o brilho do nosso sol daqui no inverno e a opacidade do fim de tarde. eu vi as moças na rua e na sorveteria. é preciso conhecer outras cidades pra poder enxergar a sua. com seus defeitos e potências. com seus odores e disparidades. pelos cantos e bordas. serra castanheira taquaril. centro baixo e sapucaí. leste a sete e o oeste selvagem. aqui me encontro me busco e me entronco. fito um bueiro e seus inquilinos roedores. olho nos olhos do morador de rua e divido com ele o cigarro e os trocados. me emociono com a música que fazem aqui homens e mulheres. cidade canção. uma mensagem e um modo de fixá-la em melodias meandrosas de sopros cordas vozes e tambores.
28 de julho de 2016
Carnaval
O carnaval socializa o folião,
que depois volta ao individualismo descontente.
- Carlos Drummond de Andrade, In: O Avesso das Coisas - 6º Edição, 2007.
Conselho
Pedimos conselho para nos certificarmos de que
devemos agir em sentido contrário.
- Carlos Drummond de Andrade, In: O Avesso das Coisas - 6º Edição, 2007.
Geografia
A aula de geografia devia ser dada em viagem permanente.
- Carlos Drummond de Andrade, In: O Avesso das Coisas - 6º Edição, 2007.
Homem
O homem engana a si mesmo muito melhor do que aos outros.
- Carlos Drummond de Andrade, In: O Avesso das Coisas - 6º Edição, 2007.
24 de julho de 2016
17 de julho de 2016
Encontro às vezes, na confusão vulgar das minhas gavetas literárias, papéis escritos por mim há dez anos, há quinze anos, há mais anos talvez. E muitos deles me parecem de um estranho; desreconheço-me neles. Houve quem os escrevesse, e fui eu. Senti-os eu, mas foi como em outra vida, de que houvesse agora despertado como de um sono
alheio.
alheio.
É freqüente eu encontrar coisas escritas por mim quando ainda muito jovem — trechos dos dezessete anos, trechos dos vinte anos. E alguns têm um poder de expressão que me não lembro de poder ter tido nessa altura da vida. Há em certas frases, em vários períodos, de coisas escritas a poucos passos da minha adolescência, que me parecem produto de tal qual sou agora, educado por anos e por coisas. Reconheço que sou o mesmo que era. E, tendo sentido que estou hoje num progresso grande do que fui, pergunto onde está o progresso se então era o mesmo que hoje sou.
Há nisto um mistério que me desvirtua e me oprime. Ainda há dias sofri uma impressão espantosa com um breve escrito do meu passado. Lembro-me perfeitamente de que o meu escrúpulo, pelo menos relativo, pela linguagem data de há poucos anos. Encontrei numa gaveta um escrito meu, muito mais antigo, em que esse mesmo escrúpulo estava
fortemente acentuado. Não me compreendi no passado positivamente. Como avancei para o que já era? Como me conheci hoje o que me desconheci ontem? E tudo se me confunde num labirinto onde, comigo, me extravio de mim.
fortemente acentuado. Não me compreendi no passado positivamente. Como avancei para o que já era? Como me conheci hoje o que me desconheci ontem? E tudo se me confunde num labirinto onde, comigo, me extravio de mim.
Devaneio com o pensamento, e estou certo que isto que escrevo, já o escrevi. Recordo. E pergunto ao que em mim
presume do ser se não haverá no platonismo das sensações outra anamnese mais inclinada, outra recordação de uma
vida anterior que seja apenas desta vida…
presume do ser se não haverá no platonismo das sensações outra anamnese mais inclinada, outra recordação de uma
vida anterior que seja apenas desta vida…
Meu Deus, meu Deus, a quem assisto? Quantos sou? Quem é eu? O que é este intervalo que há entre mim e mim?
Afinal deste dia fica o que de ontem ficou e ficará de amanhã: a ânsia insaciável e inúmera de ser sempre o mesmo
e outro.
e outro.
Do “Livro do Desassossego”
13 de julho de 2016
9 de julho de 2016
8 de julho de 2016
2 de julho de 2016
"A moça e o moço, quando entre si, passavam-se um embebido olhar, diferente do dos outros; e radiava ém ambos um modo igual, parecido. Eles olhavam um para o outro como os passarinhos ouvidos de repente a cantar, as árvores pé-ante-pé, as nuvens desconcertadas: como do assoprado das cinzas a esplendição das brasas."
1 de julho de 2016
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